martes, 11 de abril de 2017

OBJETO DE ESTUDIO DE LA DERMATOLOGÍA

La piel, el órgano más extenso del cuerpo humano, constituye aproximadamente 15% del peso total de una persona. En cada centímetro de ésta se albergan millones de células y terminaciones nerviosas especializadas para palpar (sentido del tacto), sentir calor, frío y dolor; a su vez, contiene glándulas sebáceas y sudoríparas, así como folículos pilosos, en tanto una extensa red de vasos sanguíneos nutre a esta compleja estructura.
Entre sus múltiples funciones, la piel actúa como la primera línea de defensa del cuerpo contra agentes externos, es decir, brinda protección ante lesiones, infecciones y sustancias dañinas; además, por su textura, temperatura, color y sensibilidad, proporciona información acerca de la salud general.
Regularmente el médico general o el dermatólogo pueden identificar las alteraciones a través de una simple exploración visual. Las características reveladoras incluyen tamaño, forma, textura, color y localización de la anomalía, además de la presencia o ausencia de otros signos o síntomas. Sin embargo, en otros casos el especialista debe extraer pequeña porción de piel para examinarla al microscopio (biopsia), a fin de establecer el diagnóstico adecuado.

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